Los científicos descubren cómo controlar los rayos usando rayos láser

Científicos franceses han demostrado a través de una serie de experimentos de laboratorio que pueden ejercer a largo plazo el control sobre el lugar sobre el que quieren que golpeen los rayos usando filamentos de plasma inducidos por láser. Ahora sí, repitan después de mí: «Muajajajajaja!»

En principio, el control de un rayo en realidad no es tan difícil porque es un fenómeno totalmente predecible. O por lo menos, algunas cosas acerca de él son predecibles. El rayo, perezoso al fin, siempre tomará el camino más fácil para ir del punto A al punto B, cuando hay una gran diferencia de carga eléctrica entre esos dos puntos.

Cuando estamos hablando de rayos inducidos por el clima, el punto A, por lo general está en una nube, y el punto B, a menudo está en el suelo, y el rayo tomará el camino de menor resistencia hasta el final, ya sea a través del aire o a través de algo más conductor, como un árbol o un edificio.

Por lo tanto, el secreto para controlar donde caerán los rayos es hacer que el camino hacia el lugar donde quieres que golpee sea el camino más fácil para el rayo. Puedes hacer esto con cohetes con una cola hilos conductores, o lo puedes hacer mediante el uso de potentes láseres para tallar canales conductores directamente a través del aire.

Por lo menos, en principio, se puede hacer, pero por primera vez, un grupo de científicos franceses han logrado hacer que funcione en un laboratorio, al redirigir con éxito un rayo desde un electrodo cercano a uno más distante con un poderoso pulso láser de femtosegundo. Un láser lo suficientemente potente puede quitar electrones de los átomos en el aire, creando lo que se llaman filamentos de plasma. Estos filamentos de plasma ionizan el aire en la trayectoria del láser, y mantienen el aire ionizado incluso después de que el láser se apaga, proporcionando un canal que será seguido por el rayo.

Los investigadores alegan que esta tecnología podría ayudar a vaciar las nubes cargadas de electricidad y así impedir que los rayos golpeen edificios o instalaciones importantes. Sin embargo, yo en este aspecto voy a tomar una posición un tanto retrógrada, porque creo que hasta ahora los pararrayos han funcionado muy bien, y son muchísimo menos costosos.