Los propietarios de Android son geeks súper elitistas que pagan una prima sólo para probar la versión beta de un software errático que nunca llega a la terminación. Por otro lado, los usuarios del iPhone suelen ser tecno-ignorantes, y en su mayoría tienen el poder adquisitivo para comprar dispositivos electrónicos modernos que raramente terminan de entender pero que para ellos simplemente son mágicos.
Los usuarios de Android son arrogantes y pretenden presumir de inteligencia usando dispositivos que más que inteligentes son complicados. Mientras que los los usuarios del iPhone parecen estar atrapados por el síndrome de Estocolmo. Los usuarios de BlackBerry y Windows Phone 7 simplemente son usuarios delirantes.
A estas alturas hemos oído de todo, los delirios y desvaríos del fanboyismo escupiendo a través de la internet. Y estamos concientes de que las cosas se calientan cada vez que alguien dice algo positivo o negativo de un dispositivo o sistema operativo. Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué hay tanta acidez al respecto?
Pues investigadores de la Universidad de Illinois se han dedicado a averiguarlo. El último número de la revista Psicología del Consumidor (Journal of Consumer Psychlogy) cuenta con los resultados del estudio, profundizando en este síndrome moderno del fanboyismo. Usando un factor llamado SBC, o auto conexiones con las marcas, que no es más que el nivel de conectividad que demuestra el seguimiento, la investigaciónvo simplemente el gusto por una marca en particular, los investigadores monitorearon los dos grupos de personas mientras se le presentaban valoraciones positivas y negativas sobre variedad de marcas. Lo que encontraron fue que las personas con altos niveles de SBC sufrieron las mayores golpes a su propio sentido de autoestima cuando las críticas de sus empresas favoritas fueron negativas. Las personas con SBC bajo, por otra parte, no se mostraron afectadas.
En otras palabras, los fanboys extremos son agresivos y defensivos porque se sienten personalmente atacados. Y puede ser difícil de aceptar los fracasos de una compañía amada, ya que se sienten como fracasos personales, lo que explica porque toda la negación tiende a continuar. Es como así como decirle a un niño que su amigo imaginario es un perturbador o que es el responsable de su bajo rendimiento en clase.
Lo más interesante de este descubrimiento, es que el fanboyismo no es indicativo de una fuerte relación entre un consumidor y una empresa, como muchos pensaban, sino, que es un síntoma de un problema con la autoestima y la propia imagen del fanático, lo que puede conducirlos a medidas extremas para proteger su punto de vista.
«Los consumidores son altamente resistentes a los fallos de sus marcas favoritas hasta el punto que están dispuestos a reescribir la historia», dice el profesor de administración de empresas e investigador Tiffany Barnett White. Ella cita el ejemplo de los clientes de Toyota, quienes han optado por hacer caso omiso a cualquier noticia negativa sobre la marca, incluso frente a la abundante publicidad sobre vehículos retirados.
Y yo que pensaba que los fanáticos de los teléfonos móviles eran hardcore. Pero nada puede ser más extremo que arriesgar la vida y la integridad física para apoyar a una compañía o una marca.